En mayo de este año, se cayó para mi la idealización de la relación madre- hija.
Por motivo de la celebración del día de la madre mis redes sociales estaban inundadas con fotos de gratitud hacia las mamás, mensajes lindos, homenajes, todo el mundo tratando de mostrar a su mamá como la mejor mamá del mundo.
Esta festividad fue super propicia para tener conversaciones profundas con mis amigas del alma, en donde indagamos sobre esta relación y lo que hay detrás de este vinculo primordial. Adicionalmente en ese mes estaba leyendo un libro que me dejó con la boca abierta, por la sabiduría y por el nivel de entendimiento que despertó en mi, el libro se llama: este dolor no es mio de Mark Wolyn.
Si bien el libro explora las relaciones ancestrales en todo su espectro y el efecto de estas en nuestra vida actual, también toca un tema central y es la relación con la madre, especialmente en aquellos casos donde el vínculo madre - hijx está un poco débil o roto.
Volviendo al tema de la celebración del dia de la madre por instagram y las conversaciones con mis amigas, una de mis conclusiones más grandes fue que muchas veces detrás de la foto linda con la mamá que vemos en redes sociales y los mensajes de aparente perfección, hay mucho dolor escondido, mucho juicio y mucha inconformidad. Desde mayo, empecé a abrir una cajita de pandora, que hace mucho tiempo no había vuelto a abrir, pues creia que no tenia nada más que ver o entender respecto a este tema, pero oh sorpresa! estaba equivocada. Necesitaba ir un poco más profundo…..
Vamos juntas.
Empecemos.
Así como disney ha servido para distorsionar la imagen colectiva de las relaciones de pareja y para construir una expectativa silenciosa sobre el “principe azul”. Así mismo se han construido ideales en torno a lo que una madre debería ser, y a cómo la relación madre - hija se debería ver.
Tenemos en el inconsciente colectivo ese ideal de madre que atiende cada una de las necesidades de sus hijxs, que está siempre dispuesta a dar amor, esa que da consejos, es generosa, da nutrición y afecto.
Esa madre que es el lugar emocional más seguro y a quién se le puede pedir apoyo en cualquier momento.
Pero la realidad está lejos de ser así para muchos. La realidad es mucho más compleja.
Hay muchas relaciones madre-hija que se sienten como un terreno de batalla, en donde el ego es quien la domina.
Hay relaciones en donde la madre está en el rol de hija y no de madre.
Hay relaciones donde la madre no apoya o impulsa a sus hijxs, sino que es una fuente de critica e inseguridad.
Hay relaciones en donde la madre no ha podido dar la nutrición, el tiempo o el afecto necesario para construir un vínculo fuerte con sus hijxs.
Y que hacer con todo esto?
Que hacer con el dolor escondido?
Que hacer con nuestras expectativas?
Mi respuesta:
Primero: VERLO 👀 y decidir sacarlo a la luz.
No podemos sanar aquello que no podemos ver.
Pues si bien una opción es ignorar o anestesiar lo que nos duele como mecanismo de protección, la realidad es que viviremos vidas más expansivas, más en paz y más livianas si llevamos una dosis de entendimiento a aquellos sucesos con nuestra madre que han dejado su impronta en nuestra mente y corazón.
Una parte fundamental del trabajo espiritual se trata de mirar el pasado, mirar nuestra historia familiar y la relación con nuestro linaje femenino, no para quedarnos estancados, sino para LIBERARNOS y liberarlas.
Para abrir las alas y ayudarles a ellas a soltar las cargas de las expectativas impuestas por nosotras y por el rol que deberían haber jugado o deberían estar teniendo.
Y después? que viene después de ver y decidir sacarlo a la luz?
Mi respuesta:
Aceptación radical.
A veces se nos olvida entender que nuestra madre es tan humana como nosotros.
No por estar en el papel de madre, dejan de tener su propio proceso, dejan de tener sus propios miedos, sus propias frustraciones, sus propios dolores.
No por ser madres dejarán automáticamente de cometer errores.
De cuando acá hemos cargado el título de madre con un requerimiento de perfección?
Hemos aprisionado a nuestras madres en los “debería” y se nos olvida que tanto ella como nosotras estamos aprendiendo.
Para sanar la relación con la madre no es necesario exigir una disculpa, ni siquiera exigirles que cambien hoy en dia. Nada de eso.
Por el contrario nos invita a nosotras a ACEPTAR RADICALMENTE lo que son. Con todo y lo que no nos gusta.
La aceptación radical hacia nuestras madres se puede ver algo asi:
“Por primera vez, fui capaz de recibir el amor y cuidado de mi madre.
No en la forma que yo había esperado antes, sino en la forma como ella me lo podía dar.
No importaba la forma en como ella pudiera o no demostrarme amor. Lo que realmente importaba es la forma en como yo podía recibir lo que ella tenia para dar."
Extracto del libro: Este dolor no es mio de Mark Wolyn.
Por experiencia propia, se que este proceso de aceptación radical no pasa en un abrir y cerrar de ojos. Pero se que es posible y está disponible para todo aquel que quiera atreverse a ver distinto y a ir más allá del dolor. Sé que cuando la aceptación radical llega es el mejor regalo que nos podemos dar a nosotros mismas y a nuestras madres.
La puerta se ha abierto y el camino de sanación está disponible🚪. Bienvenidas :)
Por las madres del mundo
Por las madres que seremos si lo decidimos
Por las madres que solo quieren recibir el amor de sus hijas
y por relaciones más sanas y amorosas con nuestras madres.
Carta a las madres del mundo:
Hoy entiendo que me puedes dar lo que me puedes dar y con eso es suficiente.
Te agradezco por la grandiosa labor que has hecho.
Honro lo que eres, honro tus aprendizajes, honro tus decisiones y honro tu vida.
No necesito y no espero más de ti, porque ya soy adulta, ya no soy una niña y lo que necesite me lo doy yo.
Hoy decido darte el lugar que te corresponde como mi madre y soltar cualquier expectativa mia que te limite.
Hoy decido recibir tu amor en la forma que lo puedas dar.
Te agradezco por darme el regalo más grande que tengo que es mi propia vida. Solo con eso ya fue suficiente.